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EL CONDENADO.
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Con pasos temerosos, camino por el pasillo inerte,
los grilletes claman ¡ ha llegado la hora de tu muerte!,
camino al patíbulo, a Dios pido amor y perdón,
ruego que la bala fugaz, sea rápida y sin dolor.
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Mi último y gran deseo, se debe cumplir,
un cigarro bueno y suave, es lo único que puedo pedir,
recuerdo cosas lindas, y a la vida me aferro,
culpable soy, he de morir como un perro.
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Ha llehado la hora, de enfrentar mi destino fatal,
tengo en mi consciencia, a todos a quien hice mal,
es merecido castigo, no merezco vivir,
me expulsan de este mundo, es tiempo de partir.
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